La palabra en Hebreos 4:12, dice: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y mas cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”
Fue precisamente este maravilloso efecto el que se produjo en mi vida por medio de la inspiradora obra del Espíritu Santo, a través de la escritura de este hermoso libro; el cual se desarrolla en base a esta "Interesante Pregunta"...
¿Es Cristo mi modelo? fue la interrogante que definitivamente provocó en mi la gran necesidad e inquietud de conscientemente autoanalizarme; conduciéndome así, a la gran convicción en Dios que hoy siento y permitiéndome poder obtener, claramente, la real y verdadera condición espiritual por la cual se ha ido desarrollaba mi vida.
Fue esta interrogante la que me indujo al desarrollo de esta obra, con el propósito de que al igual que yo, puedan otros encontrar en esta interesante pregunta, la gran oportunidad para auto-evaluarse y hacer un auto examen a su conciencia, de forma tal que puedan determinar con toda honestidad, el verdadero ejemplo y modelo por el cual están conduciendo sus vidas.
Hay exclusivamente dos respuesta que podrían derivarse a raíz de esta interesante interrogante y serían: SI o NO. Es a raíz de una de estas dos respuestas, por medio de las cuales sencillamente, va rigiéndose y desarrollándose el mundo. Y fue exactamente este mi mas grande motivo, el poder ver como la humanidad pende de una simple y corta respuesta, la cual conllevaría al importante resultado que determinaría “La vida, o La muerte”.
Causas como estas exponen claramente, mi inquietud y deseo de exponer en forma sencilla y clara la verdadera condición y status del hombre frente a la realidad de tener o no tener a Dios en su vida. Y es ese el objetivo principal que conlleva esta obra, el de poder llevar acabo una real y definitiva reflexión de vida a toda persona a la cual este libro pueda alcanzar.
Es interesante ver como el hombre (el ser humano), puede ir asimilando cada etapa de desarrollo por la cual atraviesa su vida, tales como el proceso de desarrollo físico, intelectual, moral, habilidades, sus capacidades en sí. Un alto grado de entendimiento en lo que al desarrollo humano como tal se refiere.
Hay una llave que nos es entregada a nuestro arribo a este mundo y es "La llave de la obediencia", a través de ella aprendemos a recibir, aceptar, y cumplir instrucciones. Aprendemos a ser sumisos y puros, y a través de ella logramos entender nuestras limitaciones y dependencia. Llave la cual, paradójica mente, es en nuestros primeros días, meses y años de infancia, cuando mejor sabemos utilizarla. Es la llave que mas adelante "de no perderla" , nos abriría todas las puertas que nos conducirían al éxito total y general de nuestras vidas. Pero, cuan dura y dolorosa resulta la realidad, al descubrir que con el transcurso de los años la hemos perdido en el camino.
Cuando nacemos, no sabemos hacer uso de la razón, ni pensar; mucho menos hablar, caminar... es un proceso que marcha de día en día. Nos iniciamos en la escuela sin saber leer, ni escribir; y es asombroso el poder ver como día tras día nos vamos haciendo cada vez mas y mas independientes; van despertándose y desarrollándose en nosotros capacidades y habilidades, las cuales a través de un gran interés, decisión, disposición y disciplina, comienzan a marcar en nuestras vidas, esas posibilidades para poder obtener el triunfo y éxito secular que todo ser humano persigue.
Conseguimos graduarnos, nos hacemos todo unos profesionales y obtenemos títulos y reconocimientos y con ellos, una carrera la cual no olvidaremos jamás y que será para toda la vida. Pero con el transcurso del tiempo, las teorías y enseñanzas aprendidas nos piden llevarlas a la práctica, para que puedan surtir su efecto.
Comenzaremos a vivir por ella. De vez en cuando viene una que otra maestría, porque entendemos que en la vida nunca terminamos de aprender. Que siempre hay una oportunidad para hacerlo. Y lo mejor de todo es saber, que cuando de nuestro bienestar se trata, lo que aprendemos no debemos olvidarlo jamás. Ese es el típico y correcto desarrollo de nuestra vida natural. Interesante, ¿verdad?
Pero, ¿cual es el papel, que juega nuestra vida espiritual en medio de nuestro desarrollo natural?. ¿Estamos dando la oportunidad a que, conjuntamente con nuestro desarrollo natural, vaya,de igual forma creciendo nuestra vida espiritual; de forma tal que nuestra vida espiritual traiga a “éxito” a nuestra vida física y secular, y no que nuestra vida física y secular traiga a “derrota” a nuestra vida espiritual?
Quiero aquí hacer mención, precisamente de la parte más importante,y que más me ha ministrado a través de la escritura de este libro. “Es necesario que Él crezca, pero que yo mengüe,” (Juan 3:30). Cuan alto grado de discernimiento, de prudencia, madurez, humildad y mansedumbre tenia el apóstol Juan. Ese es el nivel de sabiduría, de inteligencia y de madurez que al igual que el apóstol Pablo, Dios quiere ver crecer y desarrollarse en nosotros.
Es bien preocupante, el ver como la gente dirige su vida como barco sin timón, sin rumbo; tan despreocupadamente, sin preocuparse, ni detenerse a meditar en lo que hacen que no deberían hacer, O en lo que no hacen que deberían hacer. Gente que se cree autosuficiente, merecedores de los favores que ha puesto Dios a nuestro alcance para nuestra sobre vivencia, como por ejemplo, la vida, el oxígeno, el aire que respiramos, etc. Y continúan por ;la vida como que “la cosa no es con ellos”.
Y yo me pregunto: ¿Puede y debe el hombre, sentirse y creerse “autosuficiente”?
(Ver: Job cap. 38: 4- 41; Job cap. 39; Y Job 40: 1-5)
Es a raíz de la ignorancia y de negligentes actitudes como estas que la vida del hombre (del ser humano), se ve encaminada hacia el fracaso, la derrota, la destrucción y la muerte. No dándose cuenta ante tal ceguera espiritual por la que se encaminan, que el verdadero éxito, el triunfo, la verdadera victoria, la paz, la verdadera sabiduría, la vida eterna, pueden estar frente a nuestros ojos, a solo un paso, en espera de que echemos mano de ella.
Solo una simple actitud nuestra marcaría la diferencia entre estos dos diferentes, pero “igualmente” grandes resultados, como lo son: "La vida o La muerte"; y esa simple actitud consistiría en: Hacer o no hacer una correcta y sabia decisión.
Debería ser obvio, que si mi esperanza es que esta obra sirva de edificación y reflexión a todo aquel que ella alcance, cuanto mas el Espíritu Santo está a la espera de, El personalmente, a través de tu espíritu, poder tratar contigo, consolarte, ayudarte y convencerte de que, si tú se lo permites, EL te va a proporcionar una vida a través de la cual lo único que vas a lamentar será: “no haberte dado antes la oportunidad de haberle dejado actuar”.
Espero que si este libro llega a tus manos sea de gran bendición para tu vida, como lo ha sido para la mía.
Bendiciones Mil!
Lissandra Pérez-Paredes.- (Lissa)
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